Maçanet de Cabrenys

Acercarse a este municipio perdido entre masas forestales interminables en las faldas de los incipientes Pirineos es una de las mejores experiencias para desconectar durante un tiempo del ruido y de las prisas.

Ya el hecho de llegar se convierte en una terapia de relajación al conducir por la carretera que discurre por un paisaje solitario entre bosques de encinas y alcornoques, es una delicia conducirla y eso lo saben bien muchos motoristas que la incluyen en sus rutas.

Llegada a Maçanet de Cabrenys

Cuando llegas te vas metido en un valle con altas montañas muy cercanas, donde se respira una calma que incita a pasear, descubrir los rincones del pueblo y deambular por sus calles por las que raramente te cruzas con alguien, todo es calma y reposo.

Hay rincones preciosos que aparecen entre infinidad de paredes de piedra de colores ocres que ayudan a este ambiente acogedor y sosegado.

Te recomiendo que eches un vistazo al bar La Pau, auténtico casino de pueblo antiguo con mucha solera.

Justa al lado podrás visitar la iglesia de Sant Martí y su calle en curva que la rodea. Por ahí encontrarás rincones preciosos.

Maçanet se distinguió por su fábrica de pipas de fumar de prestigio Salvatella que funcionó hasta el 2001; ahora se celebra anualmente un concurso de “Fumada de pipa lenta”. 

También su entorno natural es digno de conocer, así como su patrimonio arquitectónico.

Este remanso de paz, lejos de la bulliciosa costa y el turismo de masas, es una auténtica joya que tienes que descubrir.

Este pueblo se encuentra entre Tapis y Darnius, cerca también está Albanyà.