Uno de los motivos por los que tenemos la necesidad de huir de las ciudades y refugiarnos en la naturaleza es poder disfrutar de la desconexión de todo el mundo, del ruido, de la contaminación, de las prisas y los agobios.
Con este fin, te recomiendo una visita a este valle de Aiguamòg. Si puedes hazla en otoño, cuando el colorido inunda todos los rincones, convirtiendo el entorno en un cuadro impresionista.
Es una experiencia, que hasta podríamos decir curativa, por su carácter relajante al pasear por los prados salpicados de vacas, el río y los bosques, que te llevarán a un relajamiento de los sentidos. Toda esta belleza natural es un bálsamo para la vida urbana.
La zona más espectacular es la intermedia, allí donde se abre más ancho el valle y aparecen las praderas y la combinación de los árboles caducifolios cargados de colores.
Te recomiendo buscar un rincón cerca del río y que te des el placer de pasear entre los árboles escuchando el agua que baja por el valle.
Por su orientación, este valle goza de más horas de luz y esto, es evidente los días soleados, cuando la luminosidad embellece todo de una manera increíble.
Te recomiendo hacer picnic en la presa de Aiguamog y conocer los pueblos Tredós y Artíes.
Jara, natural de Panticosa y nuestra experta local en los Pirineos
Dificultad de la ruta o acceso
El acceso al valle de Aiguamòg es desde Salardú por la carretera que sube al Balneario de los Baños de Tredós.
Dónde comer cerca
Restaurantes:
“El Cerer de Montardi”. Un precioso restaurante en una casa de montaña con su especialidad en carnes a la brasa de altísima calidad, y con una bodega muy amplia. En verano dispone de una gran terraza en medio de la naturaleza.
Hotel Baños de Tredós: Ofrecen un menú a la brasa y de noche una carta de cocina creativa. También ofrecen aperitivos en una terraza junto al río.
Apto para niños mayores de
Es una experiencia muy recomendable para ir con la familia y niños.
Dirección Valle de Aiguamòg, España
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