Playa de Portlligat

El reto de encontrar una playa tan famosa como Portlligat es tarea casi imposible por el hecho más que sabido que aquí tuvo su casa Salvador Dalí. Y aún hay personas que lo recuerdan saliendo de su casa y subiéndose a su barca con aquellos aires surrealistas.

Todo está impregnado de su presencia creativa, y quizás haya sido esta la causa de que se preserve, en la medida que se puede, sin urbanizar con el mismo aspecto que tenía en vida del genio.

Lo más destacable es la casa museo que está en un entorno precioso de árboles y casas de la época.

Inmersión en Portlligat

Además, toda la bahía de Portlligat es una maravilla de belleza, adornada con multitud de pequeñas barcas que un día fueron de pesca y hoy están adaptadas para el recreo, pero que siguen dando al paisaje esa imagen de la eterna unión del hombre y el mar.

Si estás en la playa tendrás la sensación de que la bahía es un lugar cerrado por montículos y zonas rocosas, el mar se mete tierra adentro y el horizonte queda oculto por la masa de tierra de las islas de Portlligat y Sa Farnera.

Por esa zona, entre la isla grande y la costa, hay lugares donde el agua apenas tiene oleaje por lo protegida que está y sus aguas someras son ideales para ir con niños.

Un pequeño embarcadero aparece frente a la casa de Dalí, donde aún hay una pequeña cofradía de pescadores artesanales en la que la influencia del pintor se puede encontrar entre sus aperos de pesca; son las pequeñas sorpresas de un lugar grande, muy grande.