Este antiguo valle salinero no solo es uno de los paisajes más sorprendentes de la región, sino también uno de los sitios industriales más antiguos del mundo, con más de 6.000 años de historia.
Al llegar a las Salinas de Añana, te sorprenderá el contraste entre los verdes valles de Álava y las estructuras blancas de madera y piedra que forman las terrazas salineras. Estas plataformas, llamadas eras, se utilizan para la extracción de sal mediante la evaporación del agua salina que brota de los manantiales del valle. Caminar entre estas terrazas te transportará a otro tiempo, donde la producción de sal era clave para la economía y la vida de la región.
Si las visitas en verano, es posible ver a los salineros trabajando de manera tradicional, recogiendo la sal a mano como lo hacían sus antepasados, ¡un espectáculo fascinante!
Una de las mejores formas de conocer las Salinas de Añana es a través de sus visitas guiadas, que te llevarán por los diferentes niveles de las salinas y te explicarán el proceso de extracción de la sal, desde la captación del agua salada hasta su cristalización. Además, descubrirás la historia del valle, que ha estado en uso desde tiempos prehistóricos. Las visitas incluyen la posibilidad de probar la flor de sal, un producto gourmet que se recolecta en las salinas y que tiene un sabor suave y delicado.
Si eres amante de la gastronomía, te recomiendo comprar un poco de la flor de sal en la tienda local. Es un producto que no encontrarás fácilmente y que dará un toque especial a tus platos.
¿Sabías que en las Salinas de Añana también puedes disfrutar de un tratamiento natural de spa? El agua salina de las salinas tiene propiedades terapéuticas, y en ciertas áreas del recinto puedes sumergir los pies en pequeñas pozas de agua salada. Es una experiencia relajante y única, perfecta para descansar después de la visita y disfrutar de los beneficios para la piel que ofrece el agua rica en minerales.
Lleva una toalla y ropa cómoda, ya que muchas personas se sientan a la orilla de las pozas para disfrutar del paisaje mientras se relajan.
El contraste entre las terrazas blancas, el azul del cielo y el verde de los alrededores convierte a las Salinas de Añana en un lugar espectacular para la fotografía. Ya sea que prefieras capturar paisajes o detalles de la arquitectura tradicional de las salinas, cada rincón ofrece una oportunidad única para obtener imágenes impresionantes.
Visita al amanecer o al atardecer para disfrutar de la mejor luz y evitar las horas de mayor afluencia de visitantes. El reflejo del sol sobre las eras crea efectos de luz y sombra que transforman el paisaje.
Después de explorar las salinas, nada mejor que disfrutar de la gastronomía local. Los restaurantes de la zona ofrecen platos típicos del País Vasco, elaborados con productos frescos y de temporada. El uso de la flor de sal en algunos platos es una delicia que no querrás perderte. Además, puedes comprar productos locales en las tiendas cercanas, como queso Idiazabal y embutidos tradicionales.
Si tienes tiempo, visita el cercano pueblo de Añana, con su encantador casco antiguo y su iglesia medieval.
A 30 minutos en coche está Vitoria-Gasteiz.
Aritz, natural de Irún y experto local en el País Vasco
Dónde dejar el coche
En las salinas hay aparcamiento cercano.
¿Tiene visitas guiadas?
La entrada incluye la posibilidad de realizar visitas guiadas en diferentes idiomas, aunque te recomiendo reservar con antelación, especialmente en temporada alta.
¿Qué material necesitas?
Lleva calzado cómodo, ya que caminarás por terrenos irregulares, y no olvides protección solar, ya que en verano el sol puede ser intenso sobre las salinas.
Dirección Salinas de Añana, España
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