Si estáis buscando un destino que combine calles empedradas, bodegas legendarias y vistas de postal, dejadme llevaros a Laguardia, uno de los pueblos más encantadores de la Rioja Alavesa.
Este pequeño pueblo medieval no solo es famoso por su producción de vino excepcional, sino también por su atmósfera que parece sacada de otra época.
¡Preparad vuestros paladares y vuestra cámara, porque Laguardia tiene mucho que ofrecer!
Laguardia está completamente amurallada y al caminar por sus calles, os sentiréis como si hubierais retrocedido en el tiempo. Las murallas, que datan del siglo XIII, fueron construidas para proteger la ciudad de las invasiones y hoy en día aún se pueden recorrer algunos tramos, ofreciendo vistas espectaculares de los viñedos circundantes y las montañas de Sierra de Cantabria.
La Plaza Mayor es el corazón del pueblo, donde se encuentran el Ayuntamiento y varios bares y restaurantes con terrazas perfectas para disfrutar de un vino local y observar la vida pasar. No os perdáis el reloj de la torre, que cuenta con figuras de tamaño natural que danzan al son de las campanadas del mediodía.
Uno de los monumentos más impresionantes es la Iglesia de Santa María de los Reyes, una construcción gótica que data del siglo XIV. Su pórtico policromado es una obra maestra que ha sido cuidadosamente conservada y es un testimonio vivo del arte medieval.
Laguardia esconde bajo sus calles una fascinante red de bodegas y cuevas subterráneas que datan de la Edad Media. Originalmente utilizadas para almacenar alimentos y otros bienes, estas cuevas ofrecen una experiencia única para aquellos que deseen descubrir el pasado oculto del pueblo.
Algunos de túneles forman un laberinto histórico que transporta a los visitantes a tiempos remotos, ofreciendo una perspectiva singular sobre la vida en épocas pasadas.
Además, algunas de estas cuevas han sido convertidas en museos que narran detalladamente la historia subterránea de Laguardia, enriqueciendo aún más la experiencia de exploración.
El Museo de Laguardia, situado en el corazón del pueblo, presenta exposiciones sobre la historia local, incluyendo artefactos arqueológicos y documentos históricos.
No solo el vino es protagonista en Laguardia; la gastronomía local también es un deleite. Platos como las patatas a la riojana y el chorizo al vino son imprescindibles. Para los amantes de los dulces, no hay nada como las almendras garrapiñadas que se venden en pequeñas tiendas familiares.
Y si vuestra visita coincide con alguna festividad, como la Fiesta de San Juan en junio o las fiestas de la vendimia en septiembre, estaréis de suerte. Durante estos eventos, Laguardia se llena de música, danzas tradicionales y, por supuesto, ¡mucho vino!
Las calles dentro de la ciudad son solo peatonales, así que aparcad fuera de las murallas.
En otoño el pueblo es especialmente mágico durante la temporada de vendimia. Si aún no habéis estado, ¿a qué estáis esperando? ¡Este pueblo mágico!
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Aritz, natural de Irún y experto local en el País Vasco
Dirección Laguardia, España
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