Si te apasiona la historia y quieres descubrir auténticos tesoros medievales, Navarra es el destino perfecto para ti. Esta región está llena de castillos que te transportarán a la época de los reyes y las batallas.
Hoy te invito a conocer cuatro castillos de Navarra: Javier, Olite, Marcilla y Monjardín, cada uno con su propio encanto y una historia fascinante.
Comenzamos por el Castillo de Javier, uno de los más conocidos de Navarra, no solo por su belleza, sino porque fue el lugar de nacimiento de San Francisco Javier, uno de los misioneros más importantes de la Iglesia Católica.
Situado en un enclave rocoso, este castillo te ofrece vistas impresionantes de la comarca de Sangüesa. Es uno de los castillos mejor conservados de la región, y dentro de sus muros podrás descubrir capillas, salones medievales y la torre del homenaje.
Si lo visitas en marzo, no te pierdas la Javierada, una peregrinación popular en la que miles de personas caminan hasta el castillo en honor a San Francisco Javier. Es una experiencia única que te permitirá sentir la devoción y el ambiente festivo de los navarros.
O mejor dicho el Palacio Real de Olite, es uno de los más impresionantes de España y parece sacado de un cuento de hadas. Fue la residencia de los reyes de Navarra en la Edad Media, y su arquitectura con torres, almenas y jardines te hará soñar con la vida en la corte. Cada rincón del castillo está lleno de historia, desde sus grandes patios hasta sus pasadizos secretos.
Te cuento un truco, sube a la Torre del Homenaje para disfrutar de unas vistas panorámicas de los viñedos y el pueblo de Olite.
Si puedes, visítalo en verano, durante la Fiesta Medieval de Olite, donde la ciudad se llena de música, mercados y recreaciones históricas que te harán sentir en pleno siglo XV.
El Castillo de Marcilla, menos conocido que el de Olite pero igual de fascinante, se encuentra en la Ribera de Navarra, en el sur de la región.
Este castillo, de estilo gótico-renacentista, fue una importante fortaleza defensiva. Durante años, el castillo perteneció a los condes de Marcilla, y tiene una curiosa historia: fue salvado de la destrucción por una valiente mujer, la condesa Ana de Velasco, que defendió el castillo con uñas y dientes cuando quisieron derribarlo.
El patio interior del castillo es un lugar tranquilo donde disfrutar de la arquitectura renacentista y relajarte después de la visita. Además, Marcilla es famosa por sus verduras, así que aprovecha para degustar productos frescos en alguno de los restaurantes locales.
También conocido como el Castillo de San Esteban de Deyo, es el más antiguo de los cuatro y se encuentra en lo alto de una colina cerca del Camino de Santiago.
Aunque actualmente está en ruinas, su historia se remonta a la época romana y medieval. Lo que hace especial a este castillo son las impresionantes vistas que ofrece de los alrededores, y el aire místico que lo envuelve.
El castillo es un lugar poco visitado, lo que lo convierte en un destino ideal para disfrutar de un paseo tranquilo en plena naturaleza.
Si subes hasta la cima, llévate algo de comer y organiza un picnic mientras disfrutas de las vistas de los viñedos y el horizonte de la Sierra de Lokiz.
Si eres fan de visitar castillos te recomiendo el Castillo de Guevara.
Aritz, natural de Irún y experto local en el País Vasco
Dirección 31411 Javier, Navarra, España
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